El CETA, el cuerdo económico entre la Unión Europea y Canadá, finalizado a reforzar las relaciones económicas entre los Países, que se ha cerrado en el mes de julio de 2016 después de dos años de negociaciones, todavía no tiene validez vinculante según las normas del derecho internacional. Sin embargo, el Consejo Europeo ha decidido la aplicación provisional del acuerdo a partir del próximo mes de febrero.
Un comité constituido por representantes de la Unión Europea y de Canadá controlará la actuación, el funcionamiento y las consecuencias del acuerdo con base anual y supervisará los trabajos de todos los comités especializados de los distintos aspectos específicos del acuerdo.
El CETA tiene una importancia considerable para la economía de la Unión Europea y, consiguientemente, de Italia. El acuerdo promueve nuevas y mejores oportunidades comerciales para las empresas europeas en Canadá, contribuyendo de esta forma a crear nuevo empleo en ambos casos.
Estos objetivos podrán perseguirse gracias a la abolición del 99% de los aranceles aduaneros (y de muchos otros obstáculos que afectan el comercio entre la Unión Europea y Canadá, vigentes actualmente), que permitirán a las empresas exportadoras europeas ahorrar más de 500 millones de Euros por año. La apertura también incluye el sector público: con la entrada en vigencia del CETA de hecho las empresas europeas pueden participar con pleno título también en las licitaciones públicas canadienses.
El acuerdo crea nuevas oportunidades también para la agricultura y las empresas del sector enogastronómico, garantizando el cumplimiento de las leyes europeas sobre la seguridad alimentaria y sobre el derecho al trabajo. De hecho las aperturas europeas sobre algunos productos son limitadas y se equilibran con las aperturas canadienses sobre exportaciones europeas importantes como los quesos, el vino y los alcohólicos y el sector de frutas y verduras, garantizando siempre la protección de las indicaciones geográficas (los productos DOP e IGP). En la práctica solamente los productos canadienses que cumplirán las leyes y las reglamentaciones europeas podrán entrar en el mercado único.
El acuerdo es ventajoso también para los 500 millones de consumidores europeos que podrán elegir entre un número mayor de productos, teniendo la certeza de adquirir siempre productos de un nivel alto de calidad.